‘Slow Horses’ T4 – Una explosiva y catártica temporada

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Slow Horses

En un mundo donde las grandes producciones dominan la gran pantalla con sus costosos efectos visuales, extensas escenas de acción y los elencos más atractivos de Hollywood, ‘Slow Horses de Apple TV+ nos recuerda que, a veces, lo simple es más efectivo. Estrenada en 2022, esta serie de apenas seis episodios por temporada sigue a un grupo de “inadaptados” y “fracasados” agentes del MI5, liderados por un singular jefe, mientras demuestran ser los mejores en ser los peores. La cuarta temporada continúa esta combinación única e inigualable (al menos en la televisión actual) de drama y comedia negra que se ha ganado el aprecio del público y con la cual nos han hecho pensar en lo que podría ser la singular y caótica vida de ser un espía en el siglo XXI.

La cuarta temporada comienza con un atentado que detona secretos personales y tambalea los ya inestables cimientos de Slough House. Gary Oldman sigue liderando el elenco, con Kristin Scott Thomas, Jack Lowden, Saskia Reeves, Rosalind Eleazar, Christopher Chung, Aimee-Ffion Edwards, Kadiff Kirwan y Jonathan Pryce en papeles secundarios. A ellos se unen Hugo Weaving, Joanna Scanlan, Ruth Bradley, Tom Brooke y James Callis. Los 6 episodios son dirigidos por Adam Randall.

Hablar de un show de Apple TV+ hoy en día es como descubrir un tesoro escondido: hay muchas joyas, pero la promoción limitada de Apple hace que pareciera que no quieren que las encuentres. Durante tres temporadas, Gary Oldman ha conquistado tanto a la crítica como al público, ya sea grande o pequeño, con su interpretación de Jackson Lamb, un personaje tan encantador como despreciable. Uno de los personajes que siempre han brillado bajo su sombra es River Cartwright, interpretado por Jack Lowden. Este espía “nepobaby” (un término que combina “nepotismo” y “baby” para referirse a los hijos de famosos) comenzó con una carrera prometedora que terminó relegada a los márgenes del MI5. A lo largo de la serie, River ha servido como el punto de equilibrio entre el caos constante de Lamb y las oscuras intrigas de la agencia, aportando un toque de humanidad a un mundo lleno de cinismo. En esta cuarta temporada, Lowden sigue demostrando que puede manejar con gracia tanto el legado de su personaje como las duras realidades de su nueva vida como un espía marginado.

La temporada comienza con Roddy Ho (Christopher Chung) siendo testigo, de alguna manera, de un atentado en el centro de Londres, lo que pone en marcha los eventos de la temporada. Al lugar llega una camioneta de la cual descienden Diana Taverner (Kristin Scott Thomas) y Claude Whelan (James Callis), quien se presenta como el nuevo ‘First Desk’ tras la salida de Ingrid Tearney (Sophie Okonedo) en la temporada pasada y el no ascenso de Diana (este personaje es la contraparte de Lamb, ya lo averiguarán). Este conflicto se abordará más adelante en una conversación entre Diana y Claude, pero por ahora, la historia nos lleva a River y Louisa, quienes, tras sobrevivir por poco a la muerte en la temporada anterior, han fortalecido su amistad. River comparte su preocupación por su abuelo, David Cartwright (Jonathan Pryce), quien empieza a mostrar signos de vejez y deterioro emocional.

Uno de los aspectos más fascinantes de este inicio es el tono en el que se presenta. Si en la temporada pasada tuvimos un inicio similar al de ‘Up’ de Pete Docter, pero con espías y traiciones en lugar de globos y aventuras, esta vez el tono se asemeja más a ‘The Father de Florian Zeller. River se enfrenta a la fragilidad de su abuelo, quien ahora muestra signos de inestabilidad mental. La secuencia que sigue es breve, pero efectiva. En menos de cinco minutos, somos testigos de un recorrido impregnado de una melancolía azul que inunda la pantalla. La paranoia y la soledad de David son palpables, y Pryce maneja estos matices de manera brillante. El desenlace de la escena, con un plano contrapicado desde el fondo de la tina mientras la sangre se mezcla con el agua, es visualmente impactante y establece el tono de la temporada, presagiando el arco narrativo que seguirá.

Slow Horses
Cortesía de Apple TV+.

Después del suceso en la casa de David Cartwright, finalmente volvemos a encontrarnos con Jackson Lamb, quien llega a altas horas de la noche para identificar el cuerpo encontrado en el baño. Es aquí donde se nos presenta a Emma Flyte, el reemplazo del fallecido Nick Duffy (Chris Reilly). Inicialmente, Flyte parece llevarse bien con Lamb, e incluso bromea sobre si Jackson debería darse una ducha, a lo que este responde con su típico sarcasmo. Más adelante en el episodio, finalmente regresamos a la Slough House, donde conocemos a Moira Tregorian (Joanna Scanlan), la nueva administradora de la casa por órdenes de… (dejemos ese misterio para la serie), quien sustituye a Catherine Standish tras su salida y pelea con Lamb al final de la temporada pasada. También se introduce a J.K. Coe (Tom Brooke), un agente del departamento de evaluación psicológica de Regent’s Park, quien, por razones no del todo claras, termina bajo el mando de Lamb.

Uno de los aspectos más interesantes, pero también problemáticos, en las cuatro temporadas de Slow Horses son los personajes funcionales. Aunque la serie tiene protagonistas bien definidos, como Jackson Lamb, River Cartwright y Diana Taverner, también presenta dos subcategorías de personajes: los secundarios y los funcionales. En esta temporada, los secundarios incluyen a Louisa Guy, Emma Flyte y Catherine Standish, quienes actúan como excelentes complementos para nuestros protagonistas, ayudando a avanzar la trama sin requerir un desarrollo demasiado profundo. La química entre Gary Oldman y Saskia Reeves se destaca nuevamente; después de estar separados casi toda la temporada pasada, esta vez están tan unidos como la corrupción y el gobierno mexicano. Louisa Guy, debido a los eventos de la trama, se convierte en la “mano derecha” de Lamb, mientras que Emma Flyte, a pesar de no tener mucho trasfondo, se convierte en un personaje entrañable (al menos para mí).

El problema con los personajes funcionales es que a veces no tienen mucho que hacer. Cumplen con su rol asignado por el guion, pero luego quedan relegados, lo que a veces ralentiza el desarrollo de la trama mientras los guionistas les dan pequeños momentos para brillar. El caso más evidente es el de Shirley y Marcus. Son personajes interesantes, cada uno con su propia historia de adicciones, pero en su primera temporada fueron desaprovechados. En la tercera y cuarta temporada, adquieren mayor relevancia hacia los episodios finales, aunque su desarrollo fuera de cámara y sus relativamente pocas interacciones limitan su impacto. Dicho esto, debo añadir que el final de esta temporada ofrecerá recompensas a los seguidores de estos personajes.

Slow Horses

Tras esa breve introducción, la serie presenta una de sus mejores secuencias de asalto policial hasta la fecha. Después de que el terrorista responsable del incidente en el centro de Londres publicará un segundo video amenazando con otro ataque, un equipo de agentes localiza su paradero en los suburbios. Al irrumpir en la casa, se encuentran con una desagradable sorpresa: una bomba oculta que acaba con la vida de varios agentes, un desenlace que Whelan y Taverner no toman nada bien. El episodio culmina con River en Francia, un destino cuyas razones se mantendrán en misterio para evitar spoilers.

Uno de los aspectos más destacables de esta temporada es el aumento discreto, pero evidente, del presupuesto. Las escenas de acción, aunque sencillas en su ejecución, sobresalen por su precisión, timing y una pizca de realismo que las hace brillar. No son tan viscerales como las típicas producciones de acción clasificadas R en Netflix, pero tienen un enfoque frío y letal que resulta efectivo. Los escenarios se sienten auténticos, filmados en locaciones reales, con cientos de extras, y envuelven al espectador en un recorrido visual que va desde una noche en Londres hasta una soleada mañana en Francia, lo que añade variedad y frescura a la narrativa.

En cuanto a Hugo Weaving, quien interpreta al gran “villano” de la temporada, cumple con lo esperado, aunque de manera algo limitada. Su presencia en pantalla, con ese corte de cabello canoso y su imponente voz, es suficiente para que uno piense dos veces antes de provocarlo. Sin embargo, sus acciones no llegan a tener el peso esperado. Aunque se le presenta como un líder dominante y un asesino letal, su participación se reduce a breves momentos: una pelea de 27 segundos con River, algunas órdenes, amenazas a una persona en silla de ruedas, y poco más. Su conflicto personal con un personaje clave se desarrolla más adelante en la temporada, aunque el resultado final resulta más cómico de lo que debería (quizá solo sea mi percepción).

Slow Horses
Cortesía de Apple TV+.

En pocas y sencillas palabras, la cuarta temporada de ‘Slow Horses‘ puede ser un gran punto de debate para los seguidores de antaño (uff, solo dos años de buenas aventuras) y para los nuevos reclutas, sobre si esta es la mejor temporada del show o se queda corta con lo intensa y explosiva de la pasada. Sin embargo, el show se demuestra estable y con mucha vida por delante si su anfitrión (la super mega compañía de los tres billones de dólares de una manzanita) así lo desea. Jack Lowden demuestra por qué logró entrar en los Emmys 76ª liderando esta temporada, incluso destacándose por encima de un formidable Gary Oldman, que sinceramente, está más cómodo que un perro hogareño en cualquier país de Latinoamérica.

Si ‘Slow Horses‘ tiene 100 fans, yo soy uno de ellos; si tiene 50 fans, yo soy uno de ellos; si tiene 25 fans, yo soy uno de ellos; si tiene 12 fans, yo soy uno de ellos; si tiene 6 fans, yo soy uno de ellos; si tiene 3 fans, yo soy uno de ellos; y si tiene 0 fans, empiecen a preocuparse, que es probable que este humilde redactor esté muerto. Larga vida a Gary Oldman y a sus caballos lentos.

Calificación final: ⭐️⭐️⭐️⭐️ 1/2

La cuarta temporada de ‘Slow Horses‘ llegó a Apple TV+ el pasado 3 de septiembre a las 7:00pm con 1 episodios. Un nuevo episodio se emitirá semanalmente, hasta el 1 de octubre.

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