‘Guerra Civil’ – Reseña: Cuando el lenguaje de la guerra moderna llega al país de origen

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Guerra Civil

Siguiendo la tradición de películas bélicas estadounidenses, cualquier nación invadida por esta potencia mundial suelen cumplir con una estética específica: cinematografía que construye la confusión general de los protagonistas estadounidenses mientras recorren territorios tan diferentes a los de su hogar, música local totalmente ajena a la música popular en Estados Unidos durante tomas aéreas de una ciudad afectados por la guerra, un filtro que define la realidad en estas zonas de guerra como “árido y desolado”, los habitantes hablan un idioma que ni los personajes ni el espectador logran entender; la presentación de la gente nativa como “terroristas” o “víctimas“.

Este proceso de Otredad homogeniza a varios países hasta el punto de que su mayor semejanza es la desolación local y la desorientación de los personajes estadounidense ante el conflicto bélico; el país invadido pierde todo sentido de identidad en pantalla y la maquinaria cinematográfica estadounidense convierte su idioma, sus costumbres, sus tradiciones, su historia y su sociedad en una extensión de la guerra.

Algunos ejemplos más relevantes del cine bélico estadounidense en los últimos años son: Zona de miedo (Kathryn Bigelow, 2008), La noche más oscura (Bigelow, 2012) y Francotirador (Clint Eastwood, 2014), todas centradas en conflictos impulsados después de los actos terroristas del 11 de septiembre del 2001 en la ciudad de Nueva York. En cierta manera, tal y cómo estas incursiones militares fueron realizadas para llevar a cabo la “Guerra en contra del terrorismo” del presidente George W. Bush, el lenguaje cinematográfico de estas películas incursionan en representaciones que justifiquen la visión estadounidense en estas guerras. Es esta clase de influencia cinematográfica del cine bélico estadounidense del siglo XXI, la que Alex Garland usa para pintar a los Estados Unidos en su nueva película, ‘Guerra Civil.

Guerra Civil
Cortesía de Diamond Films

En medio de un conflicto civil que divide a los Estados Unidos de América en diferentes facciones, una construcción sociopolítica que parece no interesarle a Garland más allá de un nivel superficial, un grupo de periodistas compuesto por Kirsten Dunst, Cailee Spaeny, Wagner Moura y Stephen McKinley Henderson, deciden viajar a través de la nación en guerra para poder entrevistar al presidente de la nación, interpretado por Nick Offerman, quien parece estar a punto de perder este conflicto armado. Tal cual epopeya, el grupo de periodistas aventureros se encuentran en medio de distintas situaciones que construyen la imagen de la guerra que aflige a toda la nación, enfrentándose a obstáculos, reflexionando sobre situaciones personales y desarrollando nuevas facetas por medio de estas nuevas experiencias.

Garland construye una narrativa de viaje, un road trip en medio de este campo de guerra en lo que se ha convertido la nación de las barras y las estrellas. Desde Dredd (Pete Travis, 2012) que el director británico no nos da un guion que se sienta tanto como un videojuego que a veces parece que estamos viendo la adaptación de algún Call of Duty, dotando a la película de un factor de entretenimiento que sin duda alguna servirá para aquel miembro de la audiencia que busque emociones baratas por 109 minutos, pero que revela la falta de profundidad que llega a existir en este filme. En cierta manera, esta carencia en la construcción de la narrativa principal, así como algunos despistes menores en la presentación visual de la película, llega a hacer eco en las palabras que el realizador hizo semanas antes del estreno de la película, que pensaba distanciarse de su posición como director debido a los niveles de responsabilidad y presión que siente al realizar proyectos cinematográficos. 

En varias secciones de ‘Guerra Civil, en especial teniendo como referente la calidad de la cámara IMAX y el tamaño de la pantalla de este formato, se pueden notar cómo estas presiones afectan la labor visual de Garland, aunque también podría ser una falta de experiencia con el formato escogido, porque en ocasiones las decisiones creativas no parecen tomar en cuenta las potencias de estas cámaras tan queridas por Christopher Nolan. Acercamientos a personajes que muestran el maquillaje completo de los actores, un difuminado de fondos, constructor de una irrealidad artificial que roba presencia a los actores en escenas donde ellos deberían de ser el punto de atención del espectador; secuencias donde efectos especiales de apoyo aparecen y desaparecen entre cortes.

Es lamentable ver cómo las presiones de un proyecto afectan a su realizador (no solo es este el proyecto más grande del director/guionista a la fecha, A24, la productora principal, propició $50 millones de dólares para su realización, la más cara en la historia del estudio), pero a pesar de unos traspiés, el filme bélico supera cualquier expectativa negativa que su servidor temía.

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A pesar de que varias situaciones se desarrollan de la manera más sencilla y con el comentario más simple que se pueda obtener de tal situación (un gran ejemplo de esto es la escena con Jesse Plemons que aparece brevemente en el tráiler de película), el trabajo tanto en guion como en dirección de Garland mejora cuando se centra en estos set-pieces de acción. Aquí viene esa posible influencia en los videojuegos porque son estas escenas las cuales suelen dar argumentos más contundentes sobre lo que la película quiere contar, en especial mientras se tiene a los personajes conviviendo con los soldados en pleno campo de batalla, observando, reaccionando y tomando fotos.

En el apartado técnico de la película realmente no tengo queja (en especial cuando te encuentras en una sala IMAX), ya que nos pone a nosotros los espectadores en la piel de esos protagonistas: cada bala suena con la misma potencia que un cohete, las voces de los personajes suenan con la fuerza de un balazo y los silencios no son nada más que pequeños instantes en los que la vida es capturada por una fotografía. Son una cacofonía de sonidos en medio del caos de la guerra, secuencias bellamente construidas para incomodar al espectador con la violencia presente de la misma manera que los reporteros que se enfrentan a estos escenarios.

Estas experiencias son las que marcan a Lee Smith, el personaje de Dunst, una fotoperiodista de guerra quien parece sufrir de un fuerte caso de disociación y estrés post-traumático tras todas sus experiencias. Sería una hipérbole decir que la actriz estadounidense sorprende (más bien, sería una falacia ad hominem porque lleva desde al menos Entrevista con el vampiro (Neil Jordan, 1994) dando actuaciones de este calibre). Dunst construye este límite en el que vive el personaje (Smith es la clase de persona que, de no ser por su trabajo, estaría en una crisis existencial constante) propiciándole una fragilidad que reluce a momentos hasta que llega a un punto de quiebre junto con una fortaleza casi instantánea cuando el momento lo amerita. Ella logra traer a la vida estos dos mundos en los que Lee vive y se sigue demostrando como una proeza actoral al mostrar con tanta crudeza estos estados que, a pesar de que uno es dotado como algo más positivo que el otro, debilitan la psique humana.

La otra persona que dota a esta película de una actuación que se sobrepone a cualquier otro criticismo es Cailee Spaeny. Su personaje, Jessie, en muchas maneras es un espejo del de Dunst; es una joven aspirante a fotoperiodista de guerra. Con este personaje Spaeny no solo logra capturar esa inocencia y aspiraciones que uno tiene cuando comienza un trabajo que le apasiona, también logra capturar el proceso paulatino en que estos elementos son reemplazados por un desgaste y la realización del gran coste que una carrera como la que ella busca tiene en alguien. Cada escena que comparte con Dunst puedes ver su conexión crecer y también se observa este vacío crecer entre ambas conformes ambos personajes se vuelven conscientes de las consecuencias finales de sus actos y la manera en que, a pesar de todo, sigue apasionadas por su labor. Es triste, es trágico, es sumamente humano.

Y cómo todo lo humano, se pierde en el fervor de la guerra. Volviendo a lo mencionado en un principio, Garland decide hacer la obvia progresión cinematográfica de postrar al cine bélico en los Estados Unidos, reduciendo a toda una nación a un estado de guerra. Las afueras de Nueva York se vuelven tierra de nadie donde es la supervivencia del más apto, el dólar canadiense tiene más valor que el estadounidense, los campos abiertos del medio oeste se convierten en planicies desolados donde francotiradores pueden practicar tiro con cualquier extraño, no hay pueblo que no se vea afectado por la violencia de la guerra, los cielos se llenan de helicópteros como Vietnam, Washington D.C. se convierten en una zona de guerra y la Casa Blanca se vuelve el objeto central de una referencia visual a La noche más oscura.

Garland y Rob Hardy, el director de fotografía, alteran el status quo al mostrar cómo el Imperio Estadounidense puede convertirse en víctima de sus propias herramientas, poniendo a Estados Unidos de cabeza como si de Mussolini se tratara.

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Guerra civil es una experiencia visceral que pone al espectador en los zapatos de los protagonistas, un valiente grupo de periodistas que buscan cubrir la guerra que aflige a los Estados Unidos. Aunque, hay momentos donde la película se siente muy superficial, Alex Garland toma las riendas del proyecto y construye mediante un apartado sonoro y visual algunas de las escenas bélicas más tensas, contundentes y cardiacas que recuerdan a imágenes vistas en países en guerra como Ucrania o un país en medio de un genocidio como Palestina, semblanzas que hacen más potentes los horrores de la guerra. Dunst y Spaeny logran capturar los resultados que estos estragos inhumanos pueden causar en personas como los fotoperiodistas que cubren estos conflictos bélicos. Ellas y sus miradas son la humanidad que florece y se marchita en estas tierras desoladas, ellas son la razón por la que salí roto de la sala de cine. El alma y corazón del filme.

Calificación final: ⭐️⭐️⭐️⭐️

Guerra Civil‘ llega la próxima semana a cines de todo México. 

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