‘El Pingüino’ – La violencia del hombre ambicioso

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El Pingüino

Advertencia: Este artículo contiene spoilers de la serie ‘El Pingüino’.

Cuando era un niño, había un gánster de la vieja escuela,” comienza Oswald Cobb (Colin Farrell) mientras intenta conectar con Alberto Falcone (Michael Zegen), quien está destinado a liderar a los Falcone tras la muerte de su padre. “Rex Calabrese,” prosigue. “Ayudaba a las personas. Si alguien en tu familia enfermaba, te llevaba un doctor. ¿Te faltaba la renta? Te daba dinero. Sabía el nombre de todos, obvio. No sé cómo podía recordarlos. Pero si te veía en la calle, se acercaba y preguntaba cómo estabas. Hacía ver que le importabas.” Es la evocación de una figura casi mitológica dentro del crimen organizado, un eco de los antihéroes que hemos visto en clásicos como “Buenos muchachos (Martin Scorsese, 1990) y “Caracortada (Brian De Palma, 1983). Un sueño criminal que Oswald, el protagonista de esta miniserie, idólatra desde su infancia: la idea de un hombre que asciende desde el polvo para convertirse en algo más.

Cuando yo tenía unos 14 años, le dio un infarto y se murió. Aún sujetando su tabaco,” añade Oz con una mezcla de melancolía y reverencia. La cámara se acerca lentamente a su rostro, capturando unos ojos que brillan no solo por las luces cálidas del escenario, sino también por la esperanza y el anhelo infantil que todavía habita en él. Un detalle que se conecta con una analepsis posterior, donde el joven Oswald queda hipnotizado viendo a Fred Astaire en “Sombrero de copa (Mark Sandrich, 1935). La muerte de Calabrese es un parteaguas: transforma al hombre en leyenda, en un símbolo de salvación para aquellos que, como Oswald, sueñan con escapar de su miseria.

Y mi vecindario organizó un desfile en su honor,” concluye, cada palabra cargada de una mezcla de admiración y envidia. “Un puto desfile. No fue elegante, pero fue un detalle. Mostrando amor por lo que él fue. ¿Lo puedes imaginar? ¿Ser recordado así? ¿Alabado?” Este monólogo, que Oz entrega a Alberto Falcone en el primer episodio, ‘Tiempo extra, es revelador: no solo traza la aspiración de Cobb por dejar una huella indeleble en Ciudad Gótica, también desnuda su naturaleza ambiciosa. Cuando Alberto menosprecia su sueño con desdén, somos testigos de la furia latente que impulsa a un hombre como Oswald. Un hombre cuyo orgullo herido y deseo de poder se convierten en catalizador de una violencia implacable que dará forma al resto de la serie. La muerte de Alberto no solo desata una cadena de eventos que caen como fichas de dominó, sino que también establece la fuerza temática central de la serie: la violencia detrás de la ambición masculina.

Creada por Lauren LeFranc como un original de Max, antes de que los ejecutivos decidieran convertirla en una producción original de HBO, ‘El Pingüino sirve como un puente esencial entre ‘The Batman y su esperada secuela, con el respaldo creativo de Matt Reeves. A lo largo de sus ocho episodios, esta miniserie sigue la odisea criminal de Oswald Cobb, alias El Pingüino, quien busca consolidar su lugar en la escena criminal de Ciudad Gótica tras la muerte de Carmine Falcone y el caos dejado por El Acertijo. Más que un simple relato sobre el ascenso al poder, la serie se convierte en un profundo estudio de personaje, desentrañando capa por capa las despiadadas y complejas motivaciones que definen al protagonista.

Lo intrigante de ‘El Pingüino es que la exploración de la violencia masculina no comienza con Oswald, sino con Sofia Gigante (Cristin Milioti). Hija de Carmine Falcone (Mark Strong), Sofia es víctima temprana de esta ira, no directamente por parte de Oswald, quien al inicio trabaja como su chofer, sino de su propio padre. Esto se revela en el cuarto episodio, “Cent’anni”, que retrocede en el tiempo para mostrar eventos previos al inicio de la saga de Batman. Sofia, al comunicar con una periodista que investiga una serie de asesinatos vinculados a ‘El Verdugo’, termina traicionada por Oswald, quien utiliza esa acción para ganarse un lugar más sólido dentro de la familia Falcone, delatando la asociación con el padre de ella.

Es así como Sofia confronta a Carmine sobre la muerte de su madre, Isabella Gigante, y la valentía de esta mujer se convierte en su perdición. Carmine, implacable en su deseo de no ser desafiado y temeroso ante que una posible traición de su hija, utiliza su poder para encarcelarla en el Asilo Arkham.

La experiencia de Sofia en Arkham es una extensión del control despiadado de su padre, un hombre incapaz de tolerar cuestionamientos, incluso de su propia sangre. Más allá de los feminicidios confirmados en la película de Matt Reeves, su encarcelamiento es un acto de brutalidad diseñado para reafirmar el poder de Carmine y su aversión a cualquier señal de debilidad. Sofia carga con el peso de las atrocidades de su padre, no solo como su víctima, sino como una figura que expone las grietas en su fachada de infalibilidad. Su sufrimiento es un síntoma de la violencia presente en la miniserie: el daño infligido por hombres incapaces de enfrentar su vulnerabilidad.

El Pingüino
Cortesía de Max Latinoamérica.

Oswald Cobb, a su manera, perpetúa este ciclo destructivo. A pesar de su lucha por ser aceptado en un sistema que lo margina por su origen humilde, Oswald repite el patrón de Carmine al herir a quienes lo rodean para evitar parecer débil. Su enojo, al igual que el de Falcone, nace de la incapacidad de proyectar un dominio absoluto sobre su entorno. En este contexto, hasta figuras como Sal Maroni (Clancy Brown), capo de la familia Maroni, se ven atrapadas en esta dinámica. Su relación con su esposa, Nadia (Shohreh Aghdashloo), revela un lado vulnerable que amenaza su posición de poder. Maroni, al encontrarse en prisión, deja todo el poder de su imperio en manos de su esposa y Oz ve esto como una señal de debilidad que puede ser explotada y que eventualmente utiliza para desestabilizar la estructuras criminales de Gótica.

La serie de LeFranc  explora es la violenta misoginia inherente en los sistemas patriarcales, una realidad capturada  por medio del crimen organizado. Nadia solo puede ejercer poder sobre la familia Maroni al asumir el papel subrogado de su marido, mientras que Sofia no puede cuestionar a su padre, ya que hacerlo sería percibido como una señal de debilidad hacia él. En paralelo, Oswald Cobblepot esconde a su madre, Francis (Deirdre O’Connell), no solo como una forma de protegerla, sino también para protegerse a sí mismo de la vulnerabilidad que su presencia podría exponer.

Francis es un personaje crucial en la construcción de Oz. En el episodio ‘El Jefe’, se revela que el joven Oswald (Ryder Allen) es responsable de la muerte de sus hermanos, un trágico suceso que nace de su naturaleza posesiva y celosa ante el amor de su madre. Este amor distorsionado y tóxico es, en muchos aspectos, el motor que alimenta la ambición de El Pingüino, llevándolo a transformar sus inseguridades en una sed de poder. En ‘Tiempo Extra’, cuando Oz visita a su madre, escondida en los suburbios de Ciudad Gótica, le confiesa que fue él quien mató a Alberto Falcone y que, por ello, debe abandonar la ciudad. ¿Cuál es la respuesta de ella?

“Lo que hiciste no fue impulsivo. Fue instintivo. Le disparaste a ese drogadicto porque quisiste hacerlo. Así de simple. Ahora estás tan cerca de todo lo que siempre quisiste, todo lo que mereces. ¿Quieres huir? ¿Quieres esconderte? No. Esta ciudad está destinada a ser tuya, cariño. ¿Qué harás para conseguirlo?”

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Cortesía de Max Latinoamérica.

Este intercambio entre Oswald y Francis se desarrolla con una cercanía tan íntima de manera similar de cuando Oz nos narra el monólogo de Rex Calabrese. La figura central de la escena es Francis, quien toma las riendas de los deseos y delirios de su hijo, tal como Rex Calabrese señala en el episodio final, ‘Algo grave o poca cosa’. En la primera analepsis del episodio, presenciamos la conversación entre la madre y el mafioso. Francis revela que descubrió que Oz fue responsable de la muerte de sus hermanos. Rex, al considerar a Oswald un ser manipulable, le ofrece a Francis un consejo crucial:

Te tiene a ti. Es devoto a ti. Puedes usar eso. Fomentar lo que tiene, aceptarlo, desarrollarlo. Tal vez será grande. O tal vez no. No lo sé. Tienes que apostar por él para ver”.

Este consejo le otorga a Francis un nuevo nivel de seguridad y control, alentando la ambición de su hijo en un camino que, aunque incierto, podría llevarlo a la cima del crimen en Ciudad Gótica.

Sin embargo, Francis no es la única mujer con la que Oswald mantiene una relación estable. Eve (Carmen Ejogo), una trabajadora sexual y amante de Oz, desempeña un papel crucial en su vida. La naturaleza de su relación es eminentemente transaccional: “Mientras tú me des lo que quiero, yo te doy lo que deseas”. A pesar de esta dinámica, hay momentos en los que el Pingüino parece romper esa barrera profesional. Utiliza a Eve como su cuartada la noche en que asesina a Alberto Falcone y la involucra, junto con sus chicas, en la distribución de una nueva droga en la ciudad. Su hogar se convierte en un centro de operaciones para orquestar un secuestro.

La verdadera ruptura en su relación ocurre en “Cumbre de oro“, cuando Sofía Gigante revela a Eve que Oz ha ayudado a encubrir los crímenes de Carmine, incluidas las muertes de varias que Eve conocía. Este descubrimiento marca un quiebre irreparable entre ambos, culminando en una traición absoluta cuando Eve entrega la ubicación del refugio de Oswald a Sofía.

Nadie sufre más por la traición de Oswald que Sofía Gigante. Aquella que alguna vez fue su superior en un lejano pasado se convierte en su enemiga más peligrosa. Al inicio de la serie Oswald gana su confianza, presentándose como el pilar en el que ella puede apoyarse tras la muerte de su hermano y su salida de Arkham, pero con el tiempo la vuelve a traicionar para consolidar el imperio criminal con el que tanto sueña Oz. Es Sofía quien se enfrenta a un sistema patriarcal furioso por su mera existencia, una organización que repudia su existencia, una lucha de la que Oz también se apropia al venderse como un hombre puesto al lado al ser visto como un simple lacayo. Es Sofía quien verdaderamente, a pesar de su sangre y conexiones con la familia Falcone, es constantemente desplazada y despojada de su poder, siendo rechazada incluso por la gran mayoría de su familia y la sociedad criminal de Gótica.

Estas tres mujeres, cada una a su manera, se convierten en víctimas de la violencia masculina que, en última instancia, impulsa a Oswald a luchar por ser algo más en su vida criminal. Al final, ninguna sufre tanto a manos de un hombre ambicioso y violento como ellas. Para Oz, su madre es una figura que debe proteger, Eve es mercancía que puede utilizar y Sofía es una pieza manipulable e indispensable. Solo cuando Gigante corta la relación con Oswald y se convierte en una persona independiente, es que se transforma en una verdadera amenaza para él. En ese momento, Gigante se convierte en el símbolo del imperio que el Pingüino busca destruir.

Cortesía de Max Latinoamérica.

Al final del día, más que lograr una victoria pírrica sobre sus enemigos y consolidar su control sobre el mundo criminal de Gótica, la resolución de la trama de Oz termina con la condena de estas tres mujeres. En un principio, podría parecer que estos actos de misoginia son solo una consecuencia indirecta de un hombre que busca su lugar en un mundo violento, pero la realidad es que la violencia ejercida contra ellas forma parte esencial de su ascenso al poder. Francis queda en estado vegetal, resguardada en el nuevo penthouse de Oz, lejos de todos y bajo la protección de su hijo. Eve, a pesar de conocer la verdadera naturaleza del mafioso, regresa con él  debido a la protección que ofrece, el negocio continúa. Sofia, en cambio, sufre el destino más cruel de todas. La venganza del Pingüino no es matarla, sino condenarla a algo peor que la muerte: devolverla al Asilo Arkham.

El personaje central para entender la finalidad de la masculinidad presentada, reconfortante y asfixiante al mismo tiempo, por Oz es Victor Aguilar (Rhenzy Feliz), quien fuera chofer, compañero, mano izquierda de Cobb durante el transcurso de la serie y el único hombre que mantiene en su círculo cercano.

Vic es un chico desamparado al que el Pingüinoadopta” tras ponerlo a prueba durante un día, luego de que intenta robarle los rines del auto. Con el tiempo, se convierte en el Christopher Moltisanti de Oz. A lo largo de los episodios, Oswald le asigna diversas tareas para iniciarlo en el mundo criminal: lo obliga a cavar tumbas para dos muertos bajo la amenaza de que ese será su destino si falla; lo convierte en una mula de drogas en una discoteca, donde sufre un ataque de ansiedad causado por el atentado del Acertijo; y, finalmente, le ordena asesinar a un viejo conocido, Squid (Jared Abrahamson), a punta de pistola. Ese asesinato marca su bautizo definitivo en la violenta realidad del crimen en Gótica.

Lo más trágico del personaje es como es arrastrado a esa posición por la necesidad de dinero y estabilidad, una falta de protección que lo lleva a corromperse y a mantenerse leal a un mafioso. En el episodio ‘Bliss’, lo vemos en su momento más vulnerable: una analepsis al inicio del episodio revela que su familia fue diezmada durante el ataque terrorista del Acertijo en ‘The Batman’. Teniendo a Oz como su único protector, Vic logra reencontrarse con Graciela (Anire Kim Amoda), su antigua novia, un símbolo de mejores tiempos, un ángel salvador. Ella representa un puente hacia un futuro mejor cuando le confiesa que busca viajar a California para alejarse de la destrucción de Gótica. Durante el episodio, Vic duda sobre el rumbo de su vida: seguir en el mundo criminal de Gótica o buscar una vida nueva en otra ciudad. Mientras los fantasmas de su familia le atormentan también encuentra pequeños placeres en la vida de mafioso.

El Pingüino
Cortesía de Max Latinoamérica.

Las dos conversaciones centrales que Vic tiene con Oz en este mismo capítulo terminan por cerrar su destino. La primera sucede en un restaurante, un espacio abierto y bien iluminado, lleno de lujos y glamour, un escenario que se siente tan fuera del lugar con el resto de la serie como lo son las risas que Oswald y su protegido comparten al inicio de la escena. Cuando llega el momento de pedir una comida, Vic, quien sufre de un tartamudeo, tiene problemas para ordenar. A pesar de que el mesero pronuncia el nombre del platillo que el joven quiere pedir, el gánster insiste en que Vic puede valerse por sí mismo, mientras lo observa con desprecio. Este momento da paso a otro monólogo por parte del Pingüino, dedicado para su nuevo y novato secuaz en el crimen.

Cuando Oz se entera de que el padre de Vic, un mecánico apasionado por la cocina, nunca pudo entrar a un restaurante como en el que están en ese momento, él responde:

“Eso no está bien. No está para nada bien. Oye. Carajo. El mundo no está preparado para que el hombre honesto tenga éxito. Ser mecánico es un gran trabajo. Ese debería de ser el sueño americano. Una hermosa historia con final feliz. Pero el mundo no funciona así, Vic. Este país es una lucha.”

Oz inspira a Vic con una historia de lucha de clases. Tal vez su padre nunca llegó a comer en un restaurante como en el que se encuentran, no porque no fuera suficiente, sino porque el sistema está hecho para que gente como él nunca gane. Ahora, por primera vez, Vic puede experimentar lo que se siente alcanzar el sueño americano que tanto se promete. Así como el Pingüino se aferra a la historia de Rex Calabrese como el ideal máximo de la vida, le vende a Victor su propia narrativa, enganchándolo en este mundo criminal como si fuera el único camino para lograr cumplir sus sueños y los de su padre. En la visión de Oz, Estados Unidos es una lucha constante, y la única manera en que un chico pobre como Vic pueda sentarse en esos restaurantes es permaneciendo a su lado, adoptándolo como la figura parental que llena el vacío dejado por su familia difunta.

El Pingüino
Cortesía de Max Latinoamérica.

Más tarde en el episodio, después de sufrir un ataque de ansiedad, Victor es confrontado por Oz en el baño de una discoteca. Lo que en un principio es una celebración por el buen trabajo del chico se convierte en una discusión tensa cuando el gánster descubre que su protegido sufre una crisis, debatiéndose entre quedarse en Gótica o escaparse a California con Graciela.

Cuando Vic le dice a Oz que se siente como si no pudiera irse, el criminal le responde de manera contundente y a punta de pistola:

¿Qué carajo? ¿Crees que te tengo de rehén? ¿Qué dices, eres mi puto prisionero? ¿Es eso? ¿Así es como se siente? ¿Al estar conmigo? ¿Qué tenías? ¿Antes de que te encontrara? ¿Eh, chico? Ni una mierda. Igual que un perdedor. Un maldito don nadie. Te di ropa, dinero, un lugar donde dormir. Tienes todas las oportunidades del mundo aquí mismo. Santo cielo, ¿pero esto? ¿Esto es todo lo que sientes? Pudiste irte cuando quisieras. Elegiste quedarte. Pregúntate el por qué.

Es necesario hacer énfasis en que este Oz es el mismo que, anteriormente en el capítulo, intentaba animar a Vic en el restaurante. Aquel que le vendía el sueño americano a través de una vida criminal, quien se posicionaba como una figura paternal para el muchacho. Ahora, en contraste, lo presiona de manera violenta, haciéndole creer que tenía la libertad de escapar de su posición actual, a pesar de las constantes amenazas del Pingüino sobre “las consecuencias” de hacer un mal trabajo. Al final del día, la violencia verbal hace más daño que una bala; sus palabras hieren a Victor más profundamente que cualquier cuchillo.

Oswald se apropia del valor del chico, de su autoestima —“Un maldito don nadie”—, de su sentido de propiedad —“Te di ropa, dinero, un lugar donde dormir”—, pero insiste en que, a pesar de haberlo llevado hasta esa posición y de que sin él no habría llegado a nada, siempre tuvo la oportunidad de irse. Según Oz, Vic tiene “todas las oportunidades del mundo” con él. Más que una simple ilusión, la figura del gánster representa al sueño americano: la promesa de un futuro mejor para aquellos que, como él y Victor, han sido abandonados por la sociedad.

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Cortesía de Max Latinoamérica.

Estos dos momentos en los que el Pingüino engancha a Vic en la vida criminal ocurren de la misma manera en que un vendedor de drogas convierte a los adictos en devotos. No es hasta el episodio final de la miniserie, ‘Algo grave o poca cosa’, que vemos la sobredosis que finalmente se cobra la vida de Victor Aguilar. Oswald ha ganado la guerra entre bandas criminales, ha salido victorioso y con más poder del que jamás imaginó al adentrarse en el mundo político de Ciudad Gótica, gracias, a un poco de corrupción. Se ha convertido en el rey del crimen de Gótica y lo tiene todo, incluyendo a Vic, quien lo ayudó a cometer su golpe maestro para tomar el control de las distintas mafias de la ciudad, siempre fiel, siempre a su lado.

Sabes que no podría haber hecho nada de esto sin ti, ¿verdad?”, le dice el nuevo rey a su leal súbdito, creando una zona de confianza y respeto mutuo tras todo lo que han pasado juntos.

Gracias por arriesgarte conmigo,” responde Vic al gánster, a su sueño americano, a su boleto de salida de una vida hundida en el basurero.

Por cuidar de mí,”, le dice a la persona que ocupó el vació de la figura paterna que tanto le faltaba. “Eres familia para mí, ¿entiendes?”, afirma el empleado al capataz.

Esta declaración desencadena una serie de actos en cadena por parte de Oz. Abraza a Vic, reafirma su importancia, el respeto que le tiene, lo mucho que su presencia significó para él. Y entonces, le dice:

Yo… no puedo llevarte conmigo esta vez.

El brazo que lo rodea en un abrazo repentinamente se vuelve más pesado.

Pues eso es lo que pasa con la familia,” dice Oz mientras coloca su mano libre sobre la garganta de su protegido y comienza a aplicar presión.

Es tu fuerza,” menciona el Pingüino mientras asfixia a la persona clave para que su ascenso al poder.

Te impulsa,” añade el rey, mientras el súbdito, entre ahogos, pronuncia el nombre de su estimado líder.

Pero también te hace débil, Vic,” sentencia el capo, quien ha visto a hombres más poderosos que él—Carmine Falcone, Alberto Falcone, Sal Maroni y los líderes de las demás bandas criminales—caer ante sus propias debilidades, amenazas que decidieron ignorar porque las consideraban inofensivas. Amenazas como Oz. Amenazas como Vic.

Y ya no puedo tener eso,” concluye el jefe, convenciéndose de que lo que hace no es personal, solo negocios, mientras asesina a sangre fría a la única persona que siempre estuvo ahí para él. Una traición total a su relación.

El Pingüino
Cortesía de Max Latinoamérica.

El personaje de Vic, a lo largo de estos tres momentos, representa la violencia masculina que el Pingüino ejerce sobre las mujeres en su vida. Al utilizar a Vic como una figura que representa los diferentes tipos de violencia que sufren los personajes femeninos, la serie de HBO expone cómo la violencia sistémica —patriarcal, capitalista y criminal— de un hombre como Oswald Cobb termina afectando a todos por igual. No hay distinción de género para el sufrimiento a las manos de un hombre resentido, aquel cuya ambición y codicia superan a su humanidad.

La serie cierra con Oz en su máximo apogeo. Ha dejado atrás su vida como un criminal y enfoca sus ambiciones al ámbito político. Lo vemos con traje y con sombrero de copa, viviendo en un penthouse con una visión fabulosa de Ciudad Gótica, lejos del caos y crimen que hay en las calles. Su madre permanece atrapada en esa prisión de lujos y cuidados, aun en un estado vegetal, sin posibilidad de imponer su autoridad sobre su él. Eve continúa su relación con Oswald, pero ahora su trabajo incluye caracterizarse y actuar como Francis para satisfacer las retorcidas fantasías del Pingüino. Sofia está en Arkham y Vic está muerto. Mientras Oz baila con Eve, acompañados por “If This is Goodbye” de Margaret Whiting, el personaje de Ejogo susurra cerca del odído: “Gótica es tuya, cariño. Ahora nada se interpone en tu camino.

Es aquí cuando la miniserie de Lauren LeFranc reafirma sus ideales. Oswald actuó de manera deshonesta, cobarde y rastrera en todo momento, mostrando que su lealtad hacia sus aliados tiene tan poco valor como sus palabra. ¿Y qué hizo el sistema para detenerlo? Nada. El mismo sistema que abandonó a gente como Sofia Gigante, Vic y Eve a merced de un monstruo como él, es el que finalmente le entrega todo lo que ha deseado. El Pingüino es la representación máxima de la corrupción en Gótica, una institución podrida desde dentro, dominada por figuras como él y por aquellos que permiten que estos villanos prosperen en la sociedad.

Cortesía de Max Latinoamérica.

En la toma final de la serie, se insinúa que aún hay luz en medio de la oscuridad. Una señal de que no todo en Ciudad Gótica está perdido, de que todavía existe esperanza. Un forajido, un héroe que opera fuera del margen de los sistemas corruptos que asfixian a la ciudad, otro individuo que adopta el nombre y la imagen de un animal para diferenciarse del resto de los ciudadanos.

La Batiseñal ilumina la penumbra de la ciudad, anunciando la presencia de Batman y la necesidad de que alguien detenga a villanos como Oz. Un símbolo de que hay quien puede enfrentar la violencia impune e insensata con la que estos monstruos aterrorizan a Gótica y a sus habitantes.

El Pingüino‘ se estrenó en HBO y Max el pasado 19 de Septiembre. La serie terminó emisión el año pasado en Noviembre.

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