‘Amor, mentiras y sangre’ – Reseña: Romance queer, transformativo y transgresivo
Hay ocasiones en las que el simple hecho de enamorarte es la decisión más radical que puedas tomar en tu vida. Cambia todo a tu alrededor, todo dentro de ti. Esta transformación muestra lo mejor y lo peor de ti. Su objetivo final es cambiarte como persona, poniéndote frente a frente con un individuo cuya propia existencia pone en conflicto todo lo que conoces. El amor puede elevar la tierra al cielo estrellado y traer el infierno a la tierra prometida.
La nueva película de la directora británica, Rose Glass, tuvo su estreno en el Festival de Sundance 2024, con reacciones que prometían una historia de romance transformadora. Anteriormente, Glass exploró otra clase de transformación en su película anterior, Saint Maud, donde se inquiere en la relación entre una enfermera traumatizada y la religiosidad como medio de confort. Esta conexión crea una mayor inestabilidad en el personaje hasta el punto de que pierde su sentido de la realidad a través de escenas de terror corporal y terror fantástico.
Si Saint Maud va sobre las maneras en que la religión afecta al individuo y le transforma en un ser recluido, lleno de dolores que se ven convertidos en penitencia, con un complejo de Mesías, la nueva película de Rose Glass cuenta sobre como el amor altera al individuo en la mejor y peor versión de sí mismo, conviviendo paradójicamente en el mismo cuerpo, en el cuerpo del ser amado y en el mundo alrededor de la pareja.
Todo empieza en el año de 1989, cuando dos personas, inadaptadas sociales a su manera, se encuentran por primera vez. Lou (Kristen Stewart), la gerente de un gimnasio en medio de un aislado pueblucho de Nuevo México, se enamora de Jackie (Katy O’Brian), una aspirante a fisicoculturista que igualmente termina sintiendo una atracción por la lesbiana butch (una identidad sáfica que muesta una masculinidad femenina).
En su primer encuentro, la cámara adopta la perspectiva de Lou, mientras sigue a la musculosa y sudorosa Jackie quien se encuentra haciendo ejercicio en medio de un mar de cuerpos masculinos igualmente musculosos y sudorosos que el de ella. La manera en que la imagen encuadra al personaje de O’Brian hace que el resto del gimnasio se convierta en un mero ruido de fondo; el lente se transforma en una mirada de fascinación. Cuando la toma finalmente corta hacia la reacción del personaje de Stewart, podemos ver en su expresión un anhelo y lujuria evidentes. Esta intensa pasión, la química palpable desde el primer contacto, se manifiesta en el primer encuentro social y luego en la primera interacción sexual. Los cuerpos y afinidades de Lou y Jackie están en perfecta armonía. Como dos piezas de un rompecabezas, encajan a la perfección en lo que la otra busca en la vida: un hogar, otra piel en la que habitar, alguien con quien exista suficiente comodidad para poder compartir el mismo espacio y ser auténticas.
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Fordesman logra capturar ambos aspectos de la película, desde la vida romántica y doméstica idealizada de Lou y Jackie hasta el problemático mundo criminal que comienza a contaminar esta unión romántica. Las luces se atenúan y una oscuridad amenaza con envolver a los personajes con su humo asfixiante lleno de violencia. Los colores pierden intensidad, revelando la dicotomía presente en este mundo, donde uno puede estar delante del cañón de una pistola o ser quien aprieta el gatillo. Nada ni nadie permanece inocente por mucho tiempo. Esta dualidad se explora a través de un guion que desafía los límites de las protagonistas y las empuja hacia un punto en el que deben actuar de una manera que marcará cambios significativos en esta sociedad, tan pasiva ante la propagación y supremacía de la violencia.
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Kristen Stewart canaliza de nuevo una actuación donde su personaje es sumamente reservado pero que a la vez demuestra cualidades extrañas, ciertos tics y guiños en su corporalidad, su forma de decir ciertas líneas y, en ocasiones, la manera en la que ves ese brillo en sus ojos aparecer o desaparecer dependiendo de la situación; su actuación transporta a un personaje extraño y a sus peculiaridades a un plano comprensivo y de entendimiento para el público.
Katy O’Brian maneja un personaje y una actuación distinta, pero no se queda detrás de la sombra actoral de su co-protagonista. Ella construye a Jackie como una persona cuyo exterior fornido sirve para proteger a un ser sumamente vulnerable e interno (véase a Trevante Rhodes en ‘Luz de luna’); alguien con una inocencia que poco a poco es corrompida por la terrible influencia de la hegemonía criminal, siendo esta la única fuerza contra la que no puede combatir físicamente. O’Brian cautiva en su vulnerabilidad así como Stewart lo hace en su rareza.
El cambio y el viaje por el que Jackie pasa refleja el de Lou. Ambas enfrentan a las mejores y peores versiones de sí mismas a través de su relación y los actos que realizan para mantenerla. Lo que en un principio empieza como una conexión superficial donde el personaje de Stewart busca al de O’Brian por su atractivo físico y está última busca a la primera para poder tener un lugar en donde vivir, se convierte en un lazo que infecta a ambos personajes y que les cambia radicalmente, un cambio que dispara el conflicto central del filme. Un cambio que les da una razón de existir a los personajes, más allá de sí mismas, más allá de la lógica y la razón, más allá de la violencia conservadora del espacio en el que viven.
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Amor, mentiras y sangre consolida a Rose Glass como una artista a la cual observar: Saint Maud fue un primer clavado realizado con confianza tras varios años de práctica y la película protagonizada por Kristen Stewart y Katy O’Brian es un nado sincronizado, realizado a la perfección y con fanfarria. Si la película peca de algo tal vez sea de ser muy obvia en diversas ocasiones, un problema que probablemente pese menos con más visionados. En cuanto a los demás, tenemos un filme con grandes actuaciones, un gran cuidado de producción; un proyecto lleno de reverencia por las películas del género que vinieron antes que esta y que, sin quedarse atrapada en el agujero de la nostalgia, explora elementos nuevos a través de sus protagonistas, su romance queer y la violencia que rodea su relación. Ante todo, la película da lo que el título promete y mucho más.
Calificación final: 1/2
‘Amor, Mentiras y Sangre‘ llegará a salas de México el próximo 1 de Mayo.