La alerta sísmica de los fans de Slow Horses sonó con fuerza el pasado 29 de julio, cuando el medio británico Screen Daily informó que Will Smith, creador, guionista y productor ejecutivo de la serie, dejaría su cargo tras la quinta temporada. En una declaración para Deadline, Smith mencionó: “Hay dos cosas. Una, existe el riesgo de que empieces a agotarte o a repetir, lo cual tienes que tener en cuenta. Y entonces, se trata simplemente de adelantarse a eso y saber cuándo es el momento adecuado para entregárselo a alguien que pueda darle algo de nueva energía y frescura.” La noticia generó en este escritor una pregunta inevitable: ¿cerrará con broche de oro su participación en Slough House? La respuesta corta y sin rodeos es que lo hizo… y lo hizo muy bien.
Tras una cuarta temporada explosiva en su introspección para los Cartwright —en especial para River, nuestros ojos y oídos en este establo— y catártica para la Slough House tras la muerte de Marcus (Kadiff Kirwan), además de un primer desenlace poco satisfactorio para The Park, la quinta temporada abre con la secuencia inicial más corta, brutal y sombría de toda la franquicia. Ese ataque funciona como detonante para que Roddy Ho tenga su temporada para brillar —lo cual no significa que no lo haya hecho en las anteriores— y para que Jackson Lamb y sus caballos lentos vuelvan al ruedo a salvar los intereses del Reino Unido.
Si bien a lo largo de los años —y se sienten muchos, con un show que apenas se estrenó hace tres años pero que ya cuenta con cinco temporadas y dos más en camino— Will Smith y su equipo de guionistas nos han entregado historias autoconclusivas, donde cada caballo lento influye en el complot a perseguir y siempre existe uno que funge como catalizador. Detrás de todo ello subyace el tema central: ¿Qué significa fallar dentro de un sistema ya roto? Esta quinta temporada logra responder esa pregunta y toma como biblia la novela London Rules, el sexto libro de la saga The Slough House iniciada en 2010 por Mick Herron. El catalizador de esta historia es Roddy Ho (Christopher Chung).
Ha pasado poco tiempo desde aquel explosivo final de temporada, y la Slough House sigue en reparación. Para sorpresa de todos, Roddy Ho tiene una novedad: alguien intenta matarlo. Es salvado por Shirley (Aimee-Ffion Edwards), quien esta temporada cumple las funciones que Louisa (Rosalind Eleazar) desempeñó en la tercera entrega, tras la pérdida de Min Harper (Dustin Demri-Burns) en la segunda. Shirley, que lucha contra el dolor y la adicción que Marcus le ayudaba a superar, se convierte en el motor narrativo de este conflicto. El objetivo: descubrir quién quiere matar a Roddy; el telón: las elecciones a la alcaldía de Londres; y el ruido: los responsables del atentado inicial. Nada que los caballos lentos no puedan enfrentar.
Mientras Shirley comienza a investigar y alerta a los caballos lentos —especialmente a Jackson Lamb—, en The Park las cosas parecen no cambiar. Emma Flyte (Ruth Bradley) y Diana Taverner (Kristin Scott Thomas) intentan resolver el misterio detrás del atentado, mientras que Claude Whelan (James Callis) está más interesado en jugar para ambos candidatos en las elecciones: Zafar Jaffrey (Nick Mohammed) y Dennis Gimball (Christopher Villiers). Aunque caricaturescos, ambos tienen suficiente presencia en pantalla para justificar su inclusión: uno esconde un secreto que podría hundir su campaña, y el otro es un caudillo que busca controlar la narrativa a su antojo.
La dinámica entre los personajes cambia respecto a la temporada pasada. Tras tener al equipo disperso —con River en su odisea en Francia, Jackson, Catherine y David lidiando con la interpretación en vivo de The Father, Shirley y Marcus en su era Miami Vice, Roddy y JK Coe compitiendo para ver quien es el más raro y Louisa siendo el comodín—, esta quinta entrega los agrupa mejor, con una mejor coordinación, recordando la cohesión de la primera temporada. Jackson Lamb sigue siendo Jackson Lamb y en una situación complicada a inicios de temporada, comparte partes crudas de su pasado como lección para sus caballos, que sirve como telón de inicio para salir de aquella apretada situación. Urge ese spin-off de su pasado.
JK Coe finalmente tiene más tiempo en pantalla, formando una pareja dispareja y divertida junto a River, que durante el cuarto episodio de la serie protagonizan el momento más divertido de la temporada. Es notorio la reducción de protagonismo de River tras su viaje a Francia, sumado a la crisis de fe que atraviesa y la decisión de llevar a su abuelo a un hogar de retiro, hecho que lo afecta profundamente. Y hablando de su abuelo, las apariciones de Jonathan Pryce en está serie, dejando a un costado la pasada entrega, son 10 de 10. Will Smith y su sala de guionistas siempre le entrega cosas muy buenas. Por otro lado Shirley siguiendo su papel como motor de la narrativa, tomará el puesto de River de las pasadas temporadas y se convertirá finalmente en la heroína de acción de la serie.
La investigación de Shirley nos lleva finalmente a conocer a la novia de Roddy Ho, interpretada por Hiba Bennani, y este suceso logra poner en alerta al equipo para enfocarse en el posible caso. La amenaza, inicialmente dispersa en dos eventos separados, un atentado y un intento de homicidio a Roddy, se unen en una gran conspiración para dar un golpe al Reino Unido y poner en jaque al MI5 y a la política londinense, demostrando que el fracaso no reside en quienes lo intentan, sino en quienes manipulan las reglas sin asumir responsabilidades.
El ruido de este complot proviene apenas de tres personas, que con una estrategia lo suficientemente intricada y justificada para el contexto de la serie logran sumergir en caos a la central del MI5 y convertirse en una amenaza casi fantasma por gran parte de la serie. Solo la obsesión de Shirley por ocultar el dolor y la mirada atenta de JK Coe, respecto a los distintos ataques en los que van sumergiendo a la población londinense son la clave para parar los ataques. La acumulación de estos atentados hace que tanto el ritmo como la verosimilitud de la serie se mantengan sólidos: no hay espacio para desvíos una vez que el conflicto central se enciende. En Slow Horses, incluso una escena de un pedo puede tener el mismo peso que el descubrimiento de un asesinato.
Resulta complicado abordar los detalles de los sucesos que nuestros protagonistas tienen que atender, no porque sean difíciles de entender o por caer en spoilers, sino porque ahí está el encanto de la escritura de Will Smith y sus colegas: entender cómo la Slough House comprende mejor las cosas que mil agentes en escritorios en The Park. Sin entrar demasiado en terreno desconocido para los espectadores, la estrategia de los villanos se siente creíble no solo por cómo está planteada, sino porque son precisamente estos “fracasados” son quienes logran interpretarla mejor que nadie. Eso desemboca en un final sólido, donde además se cierra con justicia el arco de un personaje que ya lo merecía.
No todo es perfecto: la fórmula de la serie obliga a que ciertos personajes pasen gran parte de la temporada “de paseo” hasta que, de pronto, tienen un movimiento clave que los mete de lleno en el conflicto. Pero lejos de molestar, es parte de la identidad de Slow Horses: una narrativa que sabe equilibrar sus piezas, sin saturar ni cansar, gracias a un guion ágil, actuaciones impecables y una dirección que mantiene siempre el nivel. Con Will Smith despidiéndose, será interesante ver si la sexta temporada (de la cual vimos un prometedor avance al final del episodio 6) logra estar a la altura o incluso superar el excelente recorrido de estas cinco entregas.
En pocas palabras, la quinta temporada de Slow Horses es un “sí” rotundo. Puede parecer para algunos una recicladora de ideas y para otros una serie redonda, pero lo indiscutible es que Will Smith se va con las manos en alto y con sus personajes en mejor forma que nunca. Ya sea que comentan estupideces, se equivoquen, sean un desastre en lo personal o una bomba de tiempo en conjunto, los caballos lentos siempre hacen lo que pocos espías ficticios logran: resolver.
Si Slow Horses tiene 100 fans, yo soy uno de ellos; si tiene 50, yo soy uno de ellos; si tiene 25, yo soy uno de ellos; si tiene 12, yo soy uno de ellos; si tiene 6, yo soy uno de ellos; si tiene 3, yo soy uno de ellos; y si tiene 0 fans, empiecen a preocuparse, porque probablemente este humilde redactor esté muerto.
Larga vida a Gary Oldman y a sus caballos lentos.
Calificación final: 




La quinta temporada de ‘Slow Horses‘ llegó a Apple TV+ el 23 de septiembre a las 7:00pm con un episodio. Un nuevo episodio se emitirá semanalmente, hasta el 28 de octubre.