‘Babygirl: Un deseo prohibido’ – Cuando el deseo trasciende el control
Hace un tiempo, internet popularizó la costumbre de llamar “babygirl” a ciertos hombres, generalmente personajes ficticios, aunque a veces también figuras reales. Villanos, héroes y todo lo que hay entre ellos han llevado esta etiqueta, desde Pedro Pascal y Anakin Skywalker hasta Suguru Geto. Pero en su tercer largometraje, Halina Reijn (Bodies Bodies Bodies, Instinct), plantea una pregunta provocadora: ¿qué pasaría si “babygirl” fuera una mujer? No cualquier mujer, sino una poderosa CEO y madre de familia, interpretada por Nicole Kidman.
En ‘Babygirl: Un deseo prohibido’, Kidman da vida a Romy, una mujer que parece tenerlo todo: un esposo encantador (Antonio Banderas), dos hijas (Esther McGregor y Vaughan Reilly), un lujoso departamento en Nueva York, una casa de campo y una empresa de comercio electrónico en pleno auge. Pero detrás de esa fachada de perfección se esconde una verdad inquietante: Romy no ha encontrado satisfacción sexual en su vida. Una situación que se vuelve aún más compleja con la llegada de Samuel (Harris Dickinson), un joven pasante que despierta en ella fantasías que podrían destruir todo lo que ha construido.
En apariencia, uno podría pensar que la CEO de una gran compañía disfruta de estar al mando y dar órdenes. No obstante, tras un encuentro sexual con su esposo Jacob, Romy se retira rápidamente a otra habitación, enciende su computadora, se coloca boca abajo y se masturba mientras ve pornografía de dominación y sumisión (D/s). Aunque está consciente de estos deseos, no es hasta la llegada de Samuel, un pasante que la elige como mentora, que decide arriesgarlo todo en busca de la satisfacción sexual que nunca ha tenido.
’Babygirl: Un deseo prohibido’ explora las dinámicas de poder complejas y ambiguas que existen en el mundo laboral actualmente. Por un lado, es evidente que una CEO cruza una línea ética al involucrarse con un joven subordinado. Pero, ¿Qué sucede cuando ese mismo pasante amenaza con acudir al comité de ética si ella no accede a ser su “babygirl“? Si ella está a merced del capricho de él, ¿Quién ostenta realmente el poder? La película pareciera decir que inevitablemente, para bien o para mal, las mujeres hasta ahora no están en una posición para abusar de su poder tanto como los hombres.
Además, las mujeres en el poder cargan con expectativas adicionales: no solo deben destacar en sus roles, sino también servir como ejemplos a seguir e impulsar a otras mujeres. Aún como CEO, Romy está atrapada por las demandas y juicios de quienes la rodean, algo que se manifiesta en su relación con su asistente, Esme (Sophie Wilde). Esme no está equivocada; lleva tiempo esperando no solo un ascenso, sino también una conversación franca que defina su futuro profesional.
’Babygirl: Un deseo prohibido’ se destaca por su enfoque sobre la dinámica de dominación y sumisión (D/s), abordándola con una perspectiva poco explorada. A Romy le gusta el acto, o al menos le gusta la idea de ser sometida, de ser ordenada qué hacer, pues en realidad no parece que tenga experiencia en eso. Después de años de asumir el control absoluto tanto en su vida profesional como familiar, resulta lógico que en la intimidad desee ceder el mando y simplemente recibir órdenes. Pero es tan inexperta e insegura de su deseo que, en una escena particularmente reveladora, se cubre con una sábana mientras intenta proponerle a su esposo, tras 19 años de matrimonio, explorar juntos el consumo de pornografía.
La entrega de Nicole Kidman en está película es espectacular, pues entre más la reflexiono con más dudas me quedo y no porque su personaje tenga poca claridad, sino porque hay capas en su interpretación. Desde la primera escena queda claro que ella se siente excitada por la dinámica de dominación/sumisión, pero cuando está con Samuel actúa incómoda, enojada y hasta asustada. ¿Actúa así porque sí se siente así Romy al ser arrojada al fondo de sus fantasías a pesar de ser su primer acercamiento a ellas en la vida real? ¿O actúa así porque así actúan las mujeres en los videos que ve cuando se toca?
Como Samuel, Harris Dickinson es atemorizante y encaja con Kidman a la perfección. Con él, tampoco queda clara la comodidad y la confianza que tiene en su papel de dominador y tampoco si se comporta así porque así lo requiere la dinámica. ¿La amenaza constante que representa para la vida de Romy es una capa más de su juego, donde intenta ver hasta dónde, hasta qué ámbitos de la vida de Romy, puede llevarlo?
La música, a cargo de Cristóbal Tapia de Veer, es un elemento clave en ‘Babygirl: Un deseo prohibido’. Con coros de voces aireadas y una articulación staccato, su composición evoca un ritmo de excitación y anticipación, un sentimiento visceral que ya es característico de su estilo, como lo demostró en ‘The White Lotus’ de HBO, la cual regresa el otro año. Tapia de Veer captura a la perfección la sensación de “hiperexcitación” asociada a la respuesta de lucha o huida, potenciando las escenas de mayor tensión con una musicalización que no solo acompaña la narrativa, sino que la eleva.
‘Babygirl: Un deseo prohibido’ genera momentos llenos de tensión e incredulidad, pero los encausa hacia una conclusión de liberación, lleva los momentos más tensos a una conclusión satisfactoria (para algunos divertida) que la libera. Reijn entiende que en el buen sexo es igual, puede ser en un momento increíblemente tenso y sensual y, cuando esa tensión se libera, es divertido y sensual también.
Calificación: 



‘Babygirl: Un deseo prohibido‘ llega a los cines de México cortesía de Diamond Films México el próximo 25 de Diciembre.