Después de 4 años de su última película, Paul Thomas Anderson regresa con una nueva adaptación de una novela de Thomas Pynchon, ‘Vineland‘ de 1990. Se trata de una versión ambigua que toma como base la historia situada en la década de la presidencia de Ronald Reagan; sin embargo, en esta ocasión Anderson traslada ciertas ideas a un contexto más actual, abordando problemáticas que aquejan al país del norte. Para algunos lectores esto podría significar la pérdida de matices de la novela original, pero lo que sí puede asegurarse es que las expectativas frente a un nuevo trabajo del director suelen ser altas y, una vez vista la película, queda claro que no ha decepcionado.
En ella seguimos a un grupo de revolucionarios llamado French 75, liderado por Perfidia Beverly Hills (Teyana Taylor), quien libera a un grupo de indocumentados retenidos cerca de la frontera con México. Los acompaña Pat “Ghetto” Calhoun (Leonardo DiCaprio), un experto en artillería pirotécnica y pareja sentimental de Perfidia. Durante el ataque, ella humilla al capitán Steven Lockjaw (Sean Penn), quien desarrolla una peligrosa obsesión sexual hacia ella. En un asalto posterior, Perfidia es manipulada para cumplir con los deseos de Lockjaw.
Tiempo después, Perfidia da a luz a Charlene, a quien Pat adora profundamente. Sin embargo, Perfidia no renuncia a la lucha y, tras un ataque fallido, el grupo debe disolverse. Pat y Charlene adoptan nuevas identidades como Bob y Willa Ferguson, y se establecen en Baktan Cross. Dieciséis años después, Lockjaw los encuentra, desatando una persecución de gato y ratón que reaviva viejas rivalidades y provoca el regreso de antiguos compañeros que acudirán en su ayuda.
La película de Paul Thomas Anderson es, sin duda, un filme político que, a través de la sátira, la acción y el thriller, rinde homenaje a los revolucionarios y a quienes creen firmemente que sus ideas pueden mejorar el mundo. Pero, sobre todo, es una obra que reflexiona sobre la paternidad y el vínculo entre padre e hija, mostrando cómo, a través de los ideales, se puede transformar la realidad para dejarles un mundo mejor.
Anderson construye un retrato digno de la fuerza comunitaria: frente al odio, la unión es la única victoria posible. Sus imágenes evocan al cine documental de los años setenta y ochenta, que exponía la división en la sociedad estadounidense en torno a la migración, el supremacismo racial y los actores políticos que alimentaban esas posturas. Por ello, este retrato se siente tan relevante en un mundo cada vez más fragmentado, donde la lucha por las ideas es inevitable. Además, la cámara de Michael Bauman potencia la acción y entrega una de las secuencias de persecución más memorables de la filmografía reciente, magnificada por la extraordinaria musicalización de Johnny Greenwood.
El elenco es sobresaliente. Chase Infiniti, en su debut cinematográfico, ofrece un retrato genuino del cambio generacional. Sean Penn construye un villano contradictorio, dominado por su necesidad de reconocimiento y su credulidad. Teyana Taylor, con apenas unos minutos en pantalla, impone una fuerza catártica. Regina Hall convence con su parsimonia y vulnerabilidad; Benicio del Toro encarna a un personaje paciente cuya calma le otorga profundidad, y Leonardo DiCaprio interpreta a un hombre perdido en su propio mundo, pero que nunca deja de luchar por lo que cree y, sobre todo, por su hija.
Una Batalla Tras Otra es provocadora, hilarante y vibrante: el proyecto más accesible de Anderson, que acercará a más público a su filmografía. Y, sobre todo, deja una reflexión esperanzadora: generación tras generación, siempre habrá alguien dispuesto a emprender una batalla tras otra para construir un mundo mejor.
Calificación final: 




‘Una Batalla Tras Otra‘ llegó a los cines el pasado 25 de septiembre, cortesía de Warner Bros Pictures.