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‘TRON: Ares’: Recrear, reiniciar, repetir

Tron

TRON’ es una serie de películas de ciencia ficción que siempre se ha interesado en la intersección entre la tecnología y la humanidad, la manera en la que el choque de realidades afecta a los distintos individuos, así como preguntas sobre identidad y realidad en un mundo no tangible. La manera más lógica de darle continuidad, en especial tras el final de ‘Tron: El legado’, era, por primera vez, traer al mundo digital, la red, al mundo real. Una pena por la película que eso creó.

El principal problema de TRON: Ares es que no sabe qué hacer con su propio concepto. Invasiones o ataques a gran escala han sido parte de cualquier blockbuster hollywoodense ya sea por parte de alienígenas o monstruos gigantes, por lo que Ares solo tiene de su parte las ideas y conceptos de las películas originales. Es por eso que sorprende la forma en la que este filme abandona esta tradición de la saga, manteniendo solamente la iconografía en un intento por crear una nueva historia con nada más que conexiones superficiales a lo que vino antes. Podría entonces inferirse que, al intentar crear una nueva versión de TRON, la película se enfoca en sus nuevos personajes y tramas, pero la película tampoco encuentra interés en eso.

Tron
Cortesía de Walt Disney Studios Latinoamérica.

Eso lleva a la pregunta, ¿entonces por qué existe TRON: Ares? ¿Cuál es el interés de este filme? ¿Qué busca explorar en el campo de la ciencia ficción? Este proyecto existe como un capricho de Jared Leto, productor y protagonista del filme, su función es realzar el perfil del actor de Morbius y buscar explorar temas sobre identidad y materialidad que se compara constantemente con Frankenstein, o el moderno Prometeo y El exterminador pero que ni siquiera llega a los talones de algo como Pinocho.

Leto interpreta a Ares, un programa que empieza a alejarse de su programación original al interactuar con el mundo real, con el mismo tacto con el que interpretó al Doctor Michael Morbius o al Guasón, es decir, haciendo un trabajo que deja en vergüenza a la profesión actoral. En un intento por interpretar a un personaje cuyo arco se centra en encontrar su humanidad, Leto termina creando a un protagonista despersonalizado que representa con exactitud la película que ‘TRON: Ares’ es, una estética interesante y nada más que ofrecer.

No sorprende que esto venga de un director como Joachim Rønning, quien lleva 8 años siendo director de encargo para Disney, un rol en el que lo único que tiene que demostrar es que sabe cuándo una cámara está grabando o no, ofreciendo filmes sin atisbo alguno de personalidad o creatividad detrás de la cámara, sacrificando individualidad y originalidad por practicidad y compromiso corporativo.

Mostrando el efecto contrario, una luz de esperanza en medio de esta oscuridad cinematográfica, resalta la fotografía de Jeff Cronenweth, reconocido por sus colaboraciones con David Fincher, quien pone todo de sí para darle un atisbo de personalidad e identidad a una película que se mantiene a flote a costas de la iconografía de previas películas y creativos sin creatividad. Cronenweth logra darle un lenguaje visual a la película que convierte este filme tan soso en algo visualmente estimulante.

La banda sonora de Nine Inch Nails funciona de manera similar, creando un material que, a diferencia del resto de la película, se esfuerza en tener identidad propia. De hecho, la banda sonora de NIN está tan por encima del material que el escuchar su trabajo en medio de la película se siente muy fuera de lugar, en especial cuando la música electrónica de Reznor y Ross presenta una melancolía tecnológica ausente en este filme, creando una expresión artística que va en contra de la corriente tan segura y ordinaria presente en esta entrega.

El mayor problema de TRON: Ares es que tiene tan poco que ofrecer como película, como blockbuster y como secuela. Ni siquiera funciona como una película para vender el estrellato de Leto. Ni siquiera llega a ser otro efecto Morbius en el que la película es tan mala que se convierte en divertida. Lo que resulta de esto un despropósito corporativo cuyo único valor es permitir que NIN nos haya dado un álbum nuevo, algo que se puede escuchar fuera del filme en sí y que Jeff Cronenweth haya conseguido un buen cheque. Para los fans de TRON esta es una decepción como ninguna otra, para el resto del mundo, esto solo es una mala película de la cual todo el mundo se habrá olvidado antes de fin de año.

Calificación final: ⭐️

Tron: Ares‘ llego a cines de todo el mundo el pasado 10 de octubre, cortesía de Walt Disney Pictures.

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Carlos Ruiz
Veracruzano fanático de cine que vivió la mayor parte de su vida a más de 50 kilómetros del cine más cercano. Estudiante de Letras Inglesas que siempre aprovechó una oportunidad para ver una película, antes, durante o después de su horario de clase - así como para estudiar materias que le acercaran más al cine. Amante del Séptimo Arte con el pequeño fallo de que no sabe cuándo detenerse. También escribe para Palomita de Maíz.