‘Gatillero’ (29º Festival de Cine de Lima) – epopeya criminal en plano secuencia.
Encontrar cine de género en este festival es como toparse con un puesto de anticuchos en pleno Camino Real, una alternativa más accesible y sabrosa en medio de innumerables restaurantes refinados y comida congelada de supermarket. Habitualmente, la competencia latinoamericana relega estas propuestas en favor de dramas o comedias de perfil más “soberbio”. ‘Gatillero‘, en cambio, apunta al gran público.
Aunque el criterio de selección por parte del Festival es cuanto menos cuestionable, el segundo largometraje de Cristian Tapia Marchiori es una producción independiente que se apega a modelos clásicos de narración cinematográfica para apelar al gran público, ofreciendo una trama cuyo rumbo se puede anticipar en cierta medida. La película de apenas ochenta minutos sigue a un sicario ex convicto, obligado a aceptar a regañadientes un encargo de gatillero que pronto se convierte en una trampa al ser acusado falsamente de asesinar a la jefa narco de Isla Maciel (Avellaneda, provincia de Buenos Aires). Toda la acción se desarrolla a lo largo de una sola noche, simulado como un único plano secuencia, y donde la palabra “conchatumare” se repite al menos cincuenta veces.
Es entretenimiento puro y duro, como un GTA porteño: disparos, peleas y un protagonista armado únicamente con el poder místico del guion para sobrevivir a una noche en la que todos los sicarios del barrio van a cazarlo. Técnicamente es lo suficientemente impecable para sumergirte desde el primer momento en esta historia sobre criminales en un barrio sin ley. Es merecedora de elogios por lo pulcra que resulta su puesta en escena y por lo escasos que son los ejemplos, en el cine contemporáneo de la región, que se atrevan con este tipo de propuestas. Sin embargo, el plano secuencia, en nuestra cultura cinematográfica, se ha desgastado por su uso como exhibición de virtuosismo estético más que como recurso narrativo. En ‘Gatillero‘ esto no llega a ocurrir, aunque es cierto que, a medida que el juego se prolonga, la verosimilitud que la historia exige en un inicio comienza a resquebrajarse.
Durante el tercer acto, en una película que casi no se detiene, emergen sus mayores defectos: una escritura que exige un cierre previsible, pero que fuerza la conclusión al hacer que los personajes tomen decisiones incoherentes, solo para asegurar un final redondo. A esto se suma una verbalización innecesaria de sus temas y comentario social, en un momento que roza la obviedad y en el que solo faltaba que los personajes miraran a cámara tras terminar su discurso. Apelar al gran público no es lo mismo que subestimarlo, y lamentablemente muchas películas de este tipo aún no entienden esa diferencia.
‘Gatillero‘ sigue siendo, pese a sus tropiezos, un recorrido divertido y hasta cierto punto sanador, después de una seguidilla de películas devoradas por su propia ambición narrativa. Confirma que el cine independiente latinoamericano puede conectar con un público diverso, evocando algunas fórmulas impuestas por Hollywood, sin perder la energía ni el pulso para contar y sostener historias que entretienen y demandan ser vistas colectivamente en la gran pantalla.
Calificación final: 


‘Gatillero‘ tuvo su estreno en Lima el pasado 8 de agosto durante el 29º Festival de Cine de Lima.